dimitan de ambicionar reconocer
a ellos nombre- hombres en mis letras
no estoy supeditada ni forzada
a ser pertenencia de cuerpos vertebrados
erguidos sobre sus pies, mamíferos sexuados pensantes
que copulan como animales ansiosos.
Mortales que castran en sus actos el deseo
doblegándolo a la sola penetración de las cavidades
de mi cuerpo de formas imperfectas.
La insensatez de nombrar al heraldo del florecimiento
a estas horas le ha traído a mi semidesnudo,
en este preciso se desplaza levitando
y a su paso me embriaga inhalándome.
La imprudencia de invocarlo, le ha traído a mi andurrial
su boca tibia está enterneciendo mis frutos sepias
esos dispuestos cual nimbos sobre mis senos
dejándolos erguidos al rose vago
de su ráfagas emanadas en sus gemidos
Me ha tomado a su antojo supeditando mis deseos
no a las horas ni los ángulos,
mi amante me embravece la membrana
embelesada he aprobado cobijarnos las carnes
con su manto de requiebros
Continúa así amante mío estimúlame a concluir
entre espasmos y cantos entrecortados
vente sobre mi Céfiro expírame ardiente
sujeta en tus alas y desembocada sobre tus muslos
Mi amante es céfiro y hasta ahora
no he encontrado amante de huesos y carnes sobre la tierra
que cuando me habite punzante
explosione mis sentires impeliéndome a vagar contiguos
mi amante y yo Sirena en un trance cual florezcamos
como energías mezcladas en el universo.
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