YO MUJER DE CUARENTA
Con los años aprendí,
que no solo es belleza la turgencia de las formas, la que perdura, es la
belleza de lo aprendido.
Aprendí, a no juzgar mis pechos no tan generosos...me
hice amiga de los míos, los acaricie, y me susurraron al oído como saben
sentir.
Aprendí, que mi plétora carnosidad, es insoslayable, que mis pechos
fláccidos no se sostienen garbosos, que mis brazos no son labrados.
Aprendí a
no sentir vergüenza de saber que mis pezones ya no se inclinan al cielo, mas…
puede erguirlos la boca que los sostiene. Aprendí, que mi vientre abultado y
poco firme, era el mío, de YO mujer de cuarenta, que por decisión propia acunó a mis descendientes mujeres y hombres
Con los años aprendí,
que no es el deseo un bien supeditado a la edad manceba,
No hay edad para
desaguar los néctares que emanan de mis
piernas “amando”.
Aprendí que si bien un cuerpo agraciado maravilla, también el
mío cuando se embelesa y seduce al hombre que YO Mujer de cuarenta, decido meter en
mis sabanas.
Aprendí que mis piernas delineadas y frescas no conquistarían la
tierra que mis pies pisaren, sino aquellas que yo concluía querer.
Aprendí a no
esconder mis caderas un poco anchas, no soy yo quien debía cargar las culpas
del irrespeto varón que pudiere llamarme
ofrecida.
Aprendí, que aquella belleza de cuerpo de la cual no me ocupé, fue
trato justo con los ocho lustros que ya casi
beso y se ocuparon de levantar causas a fuego en mi cabeza.
Aprendí, a no callar
cuando las voces irreflexivas de otra mujer -que ha caminado pero no tanto- profiere a modo de insultos mi “edad madura” mas, un día también las oirá...
yo también me perdí
preguntándome y cuando me encontré ya era dichosa
YO Mujer de cuarenta, que he caído y roído las
rodillas de aquellas piernas antaño perfectas,
he amamantado y dejado desprendida la piel de mis senos delgados,
he copulado y
bienquerido aprendiendo en cada comunión el placer supremo de mi cuerpo sudado,
he levantado mi voz, mis puño en mis causas y las no propias que nunca me
fueron ajenas,
he mirado a las mujeres sabias, que doblan hermosas mis
cuarenta…
y así, ni sagrada ni degradada, ni estereotipada ni asociada…
quiero
vivir, mi cuerpo, mis deseos, mis causas, mis libertades, mis carcajeos, mis
sollozos
vivir en la conquista adeudada de
mi justos derechos de
YO Mujer de cuarenta.
me gustó y me gustó ver otra vez tu cuerpo
ResponderEliminarMe parece perfecto lo expresado en el texto, todos los aprendizajes hacia posibles instantes de la felicidad relegando opiniones exteriores...
ResponderEliminarque buen texto, mas ahora que estoy apuerta de los cuarenta, entiendo muchas cosas que ya no esttan en su lugar.
ResponderEliminarBello.
ResponderEliminarNo dejes de escribir. Escribir salva, sabías?
Hay distintas formas de belleza. Pero la que nos colma, como bien decís, es la que refleja todo lo aprendido.
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