Canibalismo (la posesión de los dones desde la carne)

Extendida sobre mi mesa, te dejo menuda en voz de ronco canto. Ardua maña desmenuzarte, lacerando tus brazos finos, tus piernas delgadas, tu boca grácil… gracil...solo hasta que dejas abierta la boca  y se escapan palabras ásperas

sobre mi bandeja y llorando maderoso y dulce liquido bermellon te vas desangrando. Quedate en silencio, si me escupes he de quebrarte esas  pequenas perlas sobre tus encias
Clemencia!! no me implores que castigue mi alma, cuando la carne demanda tu carne, juro no es empeño ponzoñoso espigar mi lengua sobre tu codo escamoso mientras me observas mutilada.

Si te vuelves muda he de contarte porque  insana mastico tu dermis adobada de sudores salinos  mientras mis manos en la zanja abierta de tu vientre han tomado intestino cual cuelga sobre mi cuello, candente rosario anudando tus dolorosos misterios.

 Como margarita frágil sobre el florero, lameré lonja a lonja de tu carne ácida, he iré  deshojandote  como si te arrancare la vida pétalo a pétalo.

Sigueme contando historias, no me apetece comer carnes muertas, deletrea palabras para mi, mientras va bajando por mi traquea tu magra carne blanca, te obligo que me alivies la culpa hablando de tus  castidades, placeres solitaria, varones y amores de otras como tu con vulva.

No llores, cierra los ojos y entrégate dormida, sueña con mujercitas de desabrida piel blanca, de ebano cabello, y de ojos azabaches como aguaceros de invierno.

 Omnipotente poder conferido en tus dedos moldeando alambres con  alicates.  No debiste ser artesana de fruslerías, cuado heme aquí yo, sediciosa maldiciendo mi manos infecundas.
esa gubia que dominas hasta con la lengua, será cómplice mientras voy mascando ese músculo nervioso que pulsa tus emociones.


No llores, que prometo encuadernarte con tapices de brocatos, como los de esa libreta que siempre cargas y pariste desde tus manos, tus mutilados  huesos escondidos bajos estrechos muslos, los ire  tallando al uniso que declamando con habilidad maestra tus mejores versos

Desmenuzados nervios raquídeos bajando por mi tripas me raspan lacerantes, no quiero, no ciertamente no quiero ansiar mas carne que tu carne, que solo tu haz tenido culpa de quedarte con lo dones que para mi hubiese querido.

 No llores que yo he de llorarte en la  bocanada de tu ultimo suspiro y  tus restos descanzaran en paz sobre mi mesa de noche, con hermoso epitafio:

 “yace aquí la pequeña costurera de las letras en sonidos desapacibles”

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