Hago el ejercicio practico y saco cuentas que las emociones de este segundo viaje al interior son disímiles al primer encuentro con la devastación material de la zona, hago hincapié en “material” como referí en mi relato anterior; la bravura del piélago cementa la templanza en la gente de mar.
En contraparte a la particularidad de enunciar pasajes y caer en la auto referencia que es uno de mis males, (empero no encuentro otra forma para letras que describen emociones) les enuncio que el relato exquisito y detallado que pueden elevar mis compañeros de viaje, leído con sosiego y exacerbando el sentido de percepción, es suficiente para trasladarles en cada vericueto de ese segundo viaje, que por cierto es tan vuestro; sus sentimientos y ganas de hacer, transitaron adosados en nuestras manos, nuestros pies, nuestras sonrisas y acaso también en una que otra lágrima q nos escurriera, el bus solidario y los individuos que ocupamos asiento en el somos instrumento de materialización de esta tarea q pertenece a ustedes, a ellos, a mi, y como dije en un principio se me encaprichan los dedos y las ideas se me agolpan en el óvalo sobre mi cuello, y termino desarrollando lo que interpreto “se siente” por sobre “se observa”… echo el juicio acoto gran parte de mi experiencia a “la mateada”
Llegados a nuestro punto de encallamiento en virtud del tiempo y tanta tarea por hacer, el “jefe” organizo rápidamente dos frentes de acción.
Tarde entretenida para los pequeños habitantes, y cooperar en el levantamiento de escombros, a la señal de la mano instructiva, nos recogimos dejando camino. Así como moisés ordeno abrirse al mar, se nos instruyó a nosotros dar libre paso a nuestros sueños de entregar un “algo” al pueblo esa tarde elegido.
Mágicamente del bus emergieron una pepona de ojos color arveja! …-ays así me los quisiera yo -los míos son tan oscuros como frijoles negros- una payasita de un bicolor saquito, que cuando lo vi exclame, por la divina providencia! que no se han escapado dos rayitos del arco iris? , para mi sorpresa, encubiertos también venían los mimos -que por cierto tan bien clandestinos de corrientes en el bus, no le daban tregua a la lengua durante el viaje!- … jejeje… saltaron animalitos de genero que tomaban vida en las manos de los tíos y ajá! q no he nombrado a la particular conejita que corría con vida propia! y aquí para quien dijo q los conejos son serios, créame q no han visto a esta, una coneja de la sonrisa mas dulce y los ojos mas soñadores q ha visto quien les cuenta!!
Había que repartirse, me hubiese encantado esconderme tras de algún arbusto y haber disfrutado la fiesta, como no? si con tanta golosina, rondas, bailes casi me tiento y que por poco “se me echa la yegua” … jejeje… santo y seña y los otros partimos guante en mano a lo que no constituye tanta delicadeza.
Heme de reconocer medio bruta… jejeje.. me encantan los martillos, alicates, alambres, diablitos, llaves milimétricas, cuchillos y obviamente siendo la hija del “maestro de Diez de Julio” escondo una debilidad por los tornos (mi predilección debe ser porque mi papa al ser “mujercita” nunca me dejo manipular uno jejeje).
Admito q me deleitaría ser bien dulce y femenil; ays si! Ya me quisiera yo con los ojos de la muñeca, la sonrisa de la coneja y la dulzura de la payasita… doy por sentado que sería una novia perfecta! jejeje… mmm… pero a falta de novio –y que ni me hace falta- me guiño sola el ojo y me digo, naaa…que ni urgencia tengo, si total cada cual con lo suyo tiene su encanto… jejeje.
En la búsqueda, husmeando por aquí por allá con la convicción q nuestra tarea sería colaborar en la remoción de ruinas, nos encontramos con el lugareño Mauricio, la locuacidad e intuición de “er jefe” en menos de 5 minutos de camino nos situó en el sitio exacto para “a quienes auxiliar”. La instrucción recibida fue colaborar en tumbar los que quedaba en pie de dos casas, ahí manos enfundadas, la cuadrilla de “los ellos” y “las nosotras” se puso manos a la botada de la des-obra, silenciosa testigo de la furia de la marejada.
Llegó la hora de un merecedor alto, había q “llenar la tripa”, el punto de encuentro fue el hogar de Mauricio, la acogida fue cálida, fogón en el patio se dispuso de tazones y enseres para nosotros los foráneos, fuimos rodeando la mesa y así se dio la hora de la bendita convivencia. A mi que entre la espera y espera, me da por ir al baño, y adentrito en el comedor las señoras la casa, mis ojos no dan crédito al cuadro; la pava caliente vaciándose en un cántaro con hierba mate, en eso el ofrecimiento que musicalizo la invitación (andá q me gusta matear! jejeje) no fue de hosca que no compartí mesa con mis compañeros, mas bien calificaría de medio fresca que aun no terminaban de ofrecerme un matecito cuando yo estaba en la mesa instalada! jejeje… que cuanto tiempo estuvimos? si me preguntan a mi no puedo siquiera juntar el tiempo de una hora, ahora la objetividad me dice que fueron varias, pero entre el calor, las sonrisas, las historias se me fue pasando el rato… empero, hay que citar que la actividad tuvo sus frutos, de cuando en vez “er jefe” que pululaba entre mis compañeros en el fogón del patio, y la mesa del mate con la loca que les relata y las mujeres del “dulce hogar”; agarraba el cántaro y le daba a la hierba, y ahí que direccionala la conversa recabando información propicia para los menesteres del grupo. (por Dios, ni cuando se alimenta deja el habito, enhorabuena no podemos tener mejor guía).
No fue de fisgona que entre “nosotras” las “ellas de la casa” y “yo la afuerina” termináramos departiendo sobre las “cosas de la vida” … acá quisiera un mate en mano seguir relatando, en un acto de evocar inspire el aire que entro por mis orificios nasales y tal cual lo percibí, como la tarde noche de ese día.
Reconozco que yo soy medo dispersa, pronto me voy alejando con lo sustancial de viaje y me arranco con mi narración a “lo que me hizo click” ; me emocioné con la platica de la mujer, esposa, madre, nuera, la compañera de vida de Mauricio, (q mal el mío de nunca retener nombres) cito lo contado con su venia y porque me lo hice propio, porque me regalo su vivencia como paradigma;
Hace casi un lustro le dieron sentencia: “Cáncer Terminal” sus palabras a la bofetada de un lapidario diagnóstico fueron, “yo no me voy a morir”, me recorrió un escalofrío estar sentada frente a “un milagro” me dijo y mírame acá estoy sentada cuando me habían dicho que no había vuelta y era mejor volviera a casa a esperar morir.
Recuerdo que dispuse a lo largo de mi contorno mis brazos baje las manos y me aferre a la silla, juro q sentí una sacudida, me dije, porque si vengo buscando entregar “un algo” siempre soy yo quien recibe… recordé el dolor de mis rodillas, de mis muñecas, de mi espalda, de mi glúteos, de mi cabeza… yo que me sentía valiente porque la maldita dolencia q me acompaña no me ha tumbado, yo que me creía triunfadora por aprender a convivir con este ramalacito nimio que me asaltó hace un par de años y advertida estoy que me acompañará el resto de mis días por los días que así será, yo que me creía campeona declarando “lo combato con la terapia de la risa”… jejeje… ays, que nada! que exiguo lo mío, que remolona actitud! tres pelos de la ceja lo que yo guardo, al carajo! otra vez que me sentí pequeña… con los ojos medio húmedos le tome las manos y le di las gracias, las gracias por recordarme lo que me machaco todos los días; mientras se respire hay esperanzas de construir los intervalos de felicidad.
Admito que esta historia escapa a la cotidianidad de la noche que el mar arrasó con sus moradas pero cada ser guarda una historia distinta, cada persona que hoy padece los trastornos de la vomitiva de la pachamama, tiene su particular vivencia eso enriquece a quienes extendemos en su nombre y en el nuestro las manos. Porque creo férreamente que cada persona que pasa por nuestras vidas viene a entregarnos un ejercicio de crecimiento (perdóneme usted si acá desarrollo un poco la idea, pero me hace juicio para explicar porque lo contado es parte de mi relato ) el tiempo que se quede a nuestro lado no constituye la importancia de la experiencia, segundos, días, años, una vida, los buenos momentos, son refuerzos para enfrentar las experiencias tristes, pero esas que nos hacen creer estar en un grito, precisamente preparan la fortaleza y de agregado son las que mas nos enriquecen, puesto que en los tiempos de calma puedes identificar que lo que a ti te lastimó; en culpas que cargas de acciones que han dañado a otros, cuando desde la ignorancia a falta de la experiencia en su tiempo no advertiste nada malo en ellas y de alguna forma intentar rezarcir el daño, si se nos imposibilita con aquellos q afectamos, que sirva para no repetir en otro santo el plato.
A mi esta mujer que me regalo su historia me dejó lección, hoy quise compartirla, constantemente hay un receptor, invariablemente hay alguien que puede citar experiencia ajena cuando no tiene la propia para entregar una palabra de empuje por sobre las de consuelo. Quien sabe, quizás alguien q hoy me leyera “de algo” padece… o quizás colectivice “el milagro” y llegará a oídos de quien necesite darse por enterado.
Pretendía cerrar dedos calla de “mas de mi”, buscaba como cerrar guardando silencio, pero pucha q soy mañosienta jejeje de capricho no puedo enmudecer que hay algo q aun intento, aun ni aprendo, mi problema es la constante operación de desagregación en perjuicio de un todo; “cuanto tengo y cuanto deseo” -aclaro q no se supedita a materialidades, con suerte tengo dominio de un par de zapatos, uno q otro paño y algunos de esos enceres q facilitan la vida de casa- me reconozco investida de todo cuanto preciso para una vida propicia…empero… me irrumpen necesidades creadas y caprichosas… y esas, a veces, me quitan el sueño, hay caminos empedrados y de pavimento rugoso, puertas cerradas de chapas caducas y perennes, hay tiempos para todo... acuso mi falta de sabiduría para comprenderlo. La constante… el cosmos se da maña para recordarme que tengo un espacio solicitado en este plano físico, desde mi entendimiento, fue mi alma quien eligió esta cáscara, por tanto, todo cuanto vivencio son ejercicios de crecimiento.
Este fue mi segundo viaje, aun reconociendo que mis acciones son bien menores, que no tengo experticias atingentes, aunque me guste no soy buena con el martillo, aunque me lo quisiera no soy un derroche de carisma, tampoco las puedo oficiar de prudente, pero voy en el intento, y aun medio torpe me sumo al engranaje y andá que resulta esto pulcro! y si las condiciones acompañan mis ganas, seguiré agarrando asiento en el bus solidario… vamos, te invito a tomar cupo para el próximo viaje de crecimiento.
En contraparte a la particularidad de enunciar pasajes y caer en la auto referencia que es uno de mis males, (empero no encuentro otra forma para letras que describen emociones) les enuncio que el relato exquisito y detallado que pueden elevar mis compañeros de viaje, leído con sosiego y exacerbando el sentido de percepción, es suficiente para trasladarles en cada vericueto de ese segundo viaje, que por cierto es tan vuestro; sus sentimientos y ganas de hacer, transitaron adosados en nuestras manos, nuestros pies, nuestras sonrisas y acaso también en una que otra lágrima q nos escurriera, el bus solidario y los individuos que ocupamos asiento en el somos instrumento de materialización de esta tarea q pertenece a ustedes, a ellos, a mi, y como dije en un principio se me encaprichan los dedos y las ideas se me agolpan en el óvalo sobre mi cuello, y termino desarrollando lo que interpreto “se siente” por sobre “se observa”… echo el juicio acoto gran parte de mi experiencia a “la mateada”
Llegados a nuestro punto de encallamiento en virtud del tiempo y tanta tarea por hacer, el “jefe” organizo rápidamente dos frentes de acción.
Tarde entretenida para los pequeños habitantes, y cooperar en el levantamiento de escombros, a la señal de la mano instructiva, nos recogimos dejando camino. Así como moisés ordeno abrirse al mar, se nos instruyó a nosotros dar libre paso a nuestros sueños de entregar un “algo” al pueblo esa tarde elegido.
Mágicamente del bus emergieron una pepona de ojos color arveja! …-ays así me los quisiera yo -los míos son tan oscuros como frijoles negros- una payasita de un bicolor saquito, que cuando lo vi exclame, por la divina providencia! que no se han escapado dos rayitos del arco iris? , para mi sorpresa, encubiertos también venían los mimos -que por cierto tan bien clandestinos de corrientes en el bus, no le daban tregua a la lengua durante el viaje!- … jejeje… saltaron animalitos de genero que tomaban vida en las manos de los tíos y ajá! q no he nombrado a la particular conejita que corría con vida propia! y aquí para quien dijo q los conejos son serios, créame q no han visto a esta, una coneja de la sonrisa mas dulce y los ojos mas soñadores q ha visto quien les cuenta!!
Había que repartirse, me hubiese encantado esconderme tras de algún arbusto y haber disfrutado la fiesta, como no? si con tanta golosina, rondas, bailes casi me tiento y que por poco “se me echa la yegua” … jejeje… santo y seña y los otros partimos guante en mano a lo que no constituye tanta delicadeza.
Heme de reconocer medio bruta… jejeje.. me encantan los martillos, alicates, alambres, diablitos, llaves milimétricas, cuchillos y obviamente siendo la hija del “maestro de Diez de Julio” escondo una debilidad por los tornos (mi predilección debe ser porque mi papa al ser “mujercita” nunca me dejo manipular uno jejeje).
Admito q me deleitaría ser bien dulce y femenil; ays si! Ya me quisiera yo con los ojos de la muñeca, la sonrisa de la coneja y la dulzura de la payasita… doy por sentado que sería una novia perfecta! jejeje… mmm… pero a falta de novio –y que ni me hace falta- me guiño sola el ojo y me digo, naaa…que ni urgencia tengo, si total cada cual con lo suyo tiene su encanto… jejeje.
En la búsqueda, husmeando por aquí por allá con la convicción q nuestra tarea sería colaborar en la remoción de ruinas, nos encontramos con el lugareño Mauricio, la locuacidad e intuición de “er jefe” en menos de 5 minutos de camino nos situó en el sitio exacto para “a quienes auxiliar”. La instrucción recibida fue colaborar en tumbar los que quedaba en pie de dos casas, ahí manos enfundadas, la cuadrilla de “los ellos” y “las nosotras” se puso manos a la botada de la des-obra, silenciosa testigo de la furia de la marejada.
Llegó la hora de un merecedor alto, había q “llenar la tripa”, el punto de encuentro fue el hogar de Mauricio, la acogida fue cálida, fogón en el patio se dispuso de tazones y enseres para nosotros los foráneos, fuimos rodeando la mesa y así se dio la hora de la bendita convivencia. A mi que entre la espera y espera, me da por ir al baño, y adentrito en el comedor las señoras la casa, mis ojos no dan crédito al cuadro; la pava caliente vaciándose en un cántaro con hierba mate, en eso el ofrecimiento que musicalizo la invitación (andá q me gusta matear! jejeje) no fue de hosca que no compartí mesa con mis compañeros, mas bien calificaría de medio fresca que aun no terminaban de ofrecerme un matecito cuando yo estaba en la mesa instalada! jejeje… que cuanto tiempo estuvimos? si me preguntan a mi no puedo siquiera juntar el tiempo de una hora, ahora la objetividad me dice que fueron varias, pero entre el calor, las sonrisas, las historias se me fue pasando el rato… empero, hay que citar que la actividad tuvo sus frutos, de cuando en vez “er jefe” que pululaba entre mis compañeros en el fogón del patio, y la mesa del mate con la loca que les relata y las mujeres del “dulce hogar”; agarraba el cántaro y le daba a la hierba, y ahí que direccionala la conversa recabando información propicia para los menesteres del grupo. (por Dios, ni cuando se alimenta deja el habito, enhorabuena no podemos tener mejor guía).
No fue de fisgona que entre “nosotras” las “ellas de la casa” y “yo la afuerina” termináramos departiendo sobre las “cosas de la vida” … acá quisiera un mate en mano seguir relatando, en un acto de evocar inspire el aire que entro por mis orificios nasales y tal cual lo percibí, como la tarde noche de ese día.
Reconozco que yo soy medo dispersa, pronto me voy alejando con lo sustancial de viaje y me arranco con mi narración a “lo que me hizo click” ; me emocioné con la platica de la mujer, esposa, madre, nuera, la compañera de vida de Mauricio, (q mal el mío de nunca retener nombres) cito lo contado con su venia y porque me lo hice propio, porque me regalo su vivencia como paradigma;
Hace casi un lustro le dieron sentencia: “Cáncer Terminal” sus palabras a la bofetada de un lapidario diagnóstico fueron, “yo no me voy a morir”, me recorrió un escalofrío estar sentada frente a “un milagro” me dijo y mírame acá estoy sentada cuando me habían dicho que no había vuelta y era mejor volviera a casa a esperar morir.
Recuerdo que dispuse a lo largo de mi contorno mis brazos baje las manos y me aferre a la silla, juro q sentí una sacudida, me dije, porque si vengo buscando entregar “un algo” siempre soy yo quien recibe… recordé el dolor de mis rodillas, de mis muñecas, de mi espalda, de mi glúteos, de mi cabeza… yo que me sentía valiente porque la maldita dolencia q me acompaña no me ha tumbado, yo que me creía triunfadora por aprender a convivir con este ramalacito nimio que me asaltó hace un par de años y advertida estoy que me acompañará el resto de mis días por los días que así será, yo que me creía campeona declarando “lo combato con la terapia de la risa”… jejeje… ays, que nada! que exiguo lo mío, que remolona actitud! tres pelos de la ceja lo que yo guardo, al carajo! otra vez que me sentí pequeña… con los ojos medio húmedos le tome las manos y le di las gracias, las gracias por recordarme lo que me machaco todos los días; mientras se respire hay esperanzas de construir los intervalos de felicidad.
Admito que esta historia escapa a la cotidianidad de la noche que el mar arrasó con sus moradas pero cada ser guarda una historia distinta, cada persona que hoy padece los trastornos de la vomitiva de la pachamama, tiene su particular vivencia eso enriquece a quienes extendemos en su nombre y en el nuestro las manos. Porque creo férreamente que cada persona que pasa por nuestras vidas viene a entregarnos un ejercicio de crecimiento (perdóneme usted si acá desarrollo un poco la idea, pero me hace juicio para explicar porque lo contado es parte de mi relato ) el tiempo que se quede a nuestro lado no constituye la importancia de la experiencia, segundos, días, años, una vida, los buenos momentos, son refuerzos para enfrentar las experiencias tristes, pero esas que nos hacen creer estar en un grito, precisamente preparan la fortaleza y de agregado son las que mas nos enriquecen, puesto que en los tiempos de calma puedes identificar que lo que a ti te lastimó; en culpas que cargas de acciones que han dañado a otros, cuando desde la ignorancia a falta de la experiencia en su tiempo no advertiste nada malo en ellas y de alguna forma intentar rezarcir el daño, si se nos imposibilita con aquellos q afectamos, que sirva para no repetir en otro santo el plato.
A mi esta mujer que me regalo su historia me dejó lección, hoy quise compartirla, constantemente hay un receptor, invariablemente hay alguien que puede citar experiencia ajena cuando no tiene la propia para entregar una palabra de empuje por sobre las de consuelo. Quien sabe, quizás alguien q hoy me leyera “de algo” padece… o quizás colectivice “el milagro” y llegará a oídos de quien necesite darse por enterado.
Pretendía cerrar dedos calla de “mas de mi”, buscaba como cerrar guardando silencio, pero pucha q soy mañosienta jejeje de capricho no puedo enmudecer que hay algo q aun intento, aun ni aprendo, mi problema es la constante operación de desagregación en perjuicio de un todo; “cuanto tengo y cuanto deseo” -aclaro q no se supedita a materialidades, con suerte tengo dominio de un par de zapatos, uno q otro paño y algunos de esos enceres q facilitan la vida de casa- me reconozco investida de todo cuanto preciso para una vida propicia…empero… me irrumpen necesidades creadas y caprichosas… y esas, a veces, me quitan el sueño, hay caminos empedrados y de pavimento rugoso, puertas cerradas de chapas caducas y perennes, hay tiempos para todo... acuso mi falta de sabiduría para comprenderlo. La constante… el cosmos se da maña para recordarme que tengo un espacio solicitado en este plano físico, desde mi entendimiento, fue mi alma quien eligió esta cáscara, por tanto, todo cuanto vivencio son ejercicios de crecimiento.
Este fue mi segundo viaje, aun reconociendo que mis acciones son bien menores, que no tengo experticias atingentes, aunque me guste no soy buena con el martillo, aunque me lo quisiera no soy un derroche de carisma, tampoco las puedo oficiar de prudente, pero voy en el intento, y aun medio torpe me sumo al engranaje y andá que resulta esto pulcro! y si las condiciones acompañan mis ganas, seguiré agarrando asiento en el bus solidario… vamos, te invito a tomar cupo para el próximo viaje de crecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario